De la Salud

La salud es energía tendiendo al equilibrio en movimiento constante y coherente.

Es energía porque todo cuanto existe, en esencia, lo es.

Tiende al equilibrio porque todo, en exceso o defecto, le resulta perjudicial. Así sucede con los vehículos de nuestra Consciencia -aquí simbolizados mediante los términos “Cuerpo, Mente, Alma, Espíritu y Exponenciado”, ya definidos en la entrada “De los vehículos”-, donde un desequilibrio en cualquiera de estos cinco planos podría dar lugar a la enfermedad.

En movimiento porque todo en el universo lo está.

Constante porque la energía fluye incesantemente, como agua de río.

Coherente porque de nada serviría todo lo anterior si no existiera al mismo tiempo una suerte de plan o método que nos permita alcanzar y conservar la salud. La existencia de dicho plan, combinada con nuestro libre albedrío, implica la posibilidad de apartarnos del mismo, con una eventual pérdida de coherencia, salud y vida.